ANOCHE
Soñé que estabas.
Te vi a lo lejos con el corazón radiantey la sonrisa fácil.
Las calles de Antigua de escenario,
su empedrado viejo,
paredes amarillas,
aromas de cocina centenaria.
Y llegaste.
Rodeé tu cuerpo con mis brazos
y mis labios rozaron tus mejillas.
El aroma de tu pelo -el mismo, siempre-la tersura de tu piel y tu acento dulce.
Nada fue tan real como el azul profundo de tus ojos.
Chispas de curiosa inquietud,
el mar insondable de tu mirada serenay el aliento tibio de tu boca promesa para la otra vida.