PORFÍAMientras mi cabeza descansaba confiada
en la almohada a tu lado,
mientras mis ojos veían sólo el cielo en los tuyos
y mis manos tallaban en tu cuerpo la escultura del deseo,
Tus pupilas reflejaban una piel oscura ajena,
unos ojos negros mirando desde otra orilla
y buscabas el calor de otras yemas en tu arcilla.
Cuánto engaño es capaz de tolerar el alma.
Cuánta mentira se puede almacenar sin sentir rabia.
Desde qué playa se puede divisar el horizonte
si hay tanta oscuridad de engaño sobre sus aguas.
Y el corazón que late acompasado al tuyo
cómo no ha de romperse si pierde el pom..., pom..., pom...
y la sangre se detiene
sube bilis amarga hasta la boca
y un vómito de llanto revienta en los ojos desde adentro.
Cómo no pensar,
mil veces pensar mil pensamientos,
en cuántas veces tus besos fueron de ojos abiertos
y la prisa no fue de pasión sino de hastío...
Cómo no llorar de rabia y amor,
cómo no pensar
y volver a pensar
cómo desterrar el amor de esta tierra,
maldita tierra que te espera para siempre
en un sueño absurdo y porfiado.
Si estás vivo,
muere de una vez.
Tal vez de esa manera mis ojos lloren en paz tu ausencia.