ASTRONAUTA DE MENTIRAS
En esta soledad anónima pero acompañada por vos
mientras afuera se escuchan las bocinas,
los gritos y los silbatos
de una loca ilusión: echarlos fuera a los infectos,
desde acá, te decía,
te imagino,
¡qué te digo!
sentado como aquellos viejos
detectives de la tele
tecleando como un loco
rodeado por el humo blanco
-hipócrita y callado homicida- del tabaco,
mientras me pensás, sin conocerme
ni haber visto jamás el brillo de mis ojos
ni aspirado el aroma de mi pelo.
Y te pienso, te digo,
escondiendo la indecencia de tu panza
que la única indecencia que tiene es que está grande,
me supongo,
descalzo... ¿descalzo? ¡para nada!
que imagino que el frío de la tierra te resfría,
por lo menos calcetines que te cubran
y te entibien usarás, ¡Dios te proteja!
Y cómo no has de estar histérico,
me digo,
consumiendo una jarra de café
¡más Coca Cola!
mientras sonrío para mí,
viéndote fumar cual descosido
tosiendo, el enfisema jodiéndote la vida.
Y tus palabras resuenan
en las niñas de mis ojos,
repitiendo incansables tus palabras:
...escribe a Guatemala el mensaje de la noche.
¿Querés ir a Marte? te pregunto,
me pregunto si yo iría, de aventura.
Si vamos los dos, los dos cercanos
y entregados y locos y apacibles, a veces,
cuando así lo demande el momento
o la noche o la mañana.
Si vos fueras y yo pudiera acompañarte,
si pudiésemos dejar atrás todo lo nuestro:
las familias, los amigos, las costumbres y trabajos,
si pudiéramos borrar las horas de nostalgias
y de amores y pasiones,
si estuviéramos dispuestos a empezar,
a seguir y a continuar con nuestros sueños
más allá de tu esquina Equinox
o mi Avenida Simeón Cañas,
si así fuera, astronauta de mentiras,
de ilusiones y esperanzas,
si fuera así,
iría contigo.
Qué importaría, entonces,
tu problema de gordura y la manteca,
¡al diablo con la dieta!
Serías teletransportado en mis pupilas,
hasta la misma gravedad de mis sonrisas,
o tal vez flotarían carcajadas de los dos,
en ese infinito universo que inventamos.
Y me darías, entonces,
ramilletes de luces y de estrellas,
mariposas de gas,
asteroides de humor y de sollozos
si lo que deseara fuera llorar por los recuerdos.
¿Y si te hiciera una injusticia como ésta,
la de anoche, o esta mañana? no recuerdo,
podrías quitarme el oxígeno un segundo,
en castigo a la osadía de acusarte,
de haberte pensado facilón y aprovechado
de mi obsequio
el que estuviste persiguiendo en la alborada.
Me gustan tus espacios pensativos...
yo los tengo también, te lo prometo.
Pienso y repienso las palabras,
porque tampoco quiero anticiparme,
ni inventar tonterías sin motivos.
¡Qué joder! no te gustan los amargos...
¿habrá todavía un uruguayo al que le gusten?
que me muero por tomarlos, ¡ni te cuento!
Hace 20 años me enseñaron a cebarlos
y ensillarlo y todo el ritual de la merienda
mientras hablábamos felices,
de gobiernos de derecha y guerrillas combatientes.
Pero el mate es un mate,
es un mate chapín, que ahora te cuento:
mate, es decir, historia, cuento, mentira y babosadas,
que lo que realmente sería apasionante,
es sentarme contigo,
hablando sin hablar,
viendo la bruma,
los charcos, las palomas,
los amores clandestinos,
los ancianos y los niños;
todo alrededor mas sin tocarnos,
encerrados en la urna de tus sueños,
en mis relatos masoquistas,
en tu afán de cambiar el mundo de tus hijos
en el mío de encontrar la verdad de mi existencia.